El Sacrificio

La vi sentada, mirando el horizonte, como si él tuviese la respuesta a todos los problemas 

que la atormentan. Se veía radiante, como tantas otras veces, pero se podía distinguir un 

dejo de amargura en su profunda mirada.

Se levantó y comenzó su travesía a la nada. Parecía no importarle que en su camino solo 

hubiese arena, canteras, piedras y más arena.

Su paso era firme, aunque de lejos se escuchaba gritos que le suplicaban que detenga su 

marcha. Era su destino, caminar y perderse en la nada.

Un intrépido rayo de luz, proveniente nada mas ni nada menos que del sol, logró aturdirla. 

Sucumbió ante esta extraña energía. De rodillas, rogó clemencia. Sus pedidos eran en vano, 

su suerte estaba echada.

Permaneció horas, días y noches de rodillas, mirando al sol y a la luna, como solicitando 

permiso para ingresar a la tierra de los espíritus.

La gente, curiosa por naturaleza, diariamente rodeaba a la bella joven buscando una 

explicación a semejante irracionalidad.

Pocos sabían el motivo, y ella se entregó por revelarlo.




Autor: Dario Besada

Fecha: 19/03/2005

Lugar: El Cairo, Egipto 

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