El casting
Corrió las cortinas y los vio. Ahí, en pleno acto. Con todo el descaro del mundo estaban teniendo sexo contra la ventana. A la vista del que quisiera ver. Javier se ocultó instintivamente por miedo a que lo viesen chusmeando, pero la curiosidad se había apoderado de su persona. Era justo en el edificio de enfrente. Se había cruzado con esa voluptuosa mujer miles de veces e incluso había fantaseado con ella en varias oportunidades. Y la tenía ahí, al alcance de sus ojos, solo tenía que correr un poco la cortina y acomodarse para que no lo descubriesen. Le llamó la atención que el hombre no fuese el marido de ella. Era otro. Estuvieron media hora más, practicando diversas poses. Siempre frente a la ventana, como para no defraudar a su incipiente público. Eso no podía ser casualidad. Ellos querían que los vecinos los viesen. A cierta gente le excita eso, pensaba Javier. Además hay gente que se excita viendo como su pareja tiene sexo con otra persona delante de sus ojos. El deseo es algo m