Ella sabe
Salimos del jardín y me tiró su mochila para sacarse de encima una abrigada e incómoda campera.
Antes de cruzar la calle tomó mi mano, porque sabe que aunque le digamos que está inmensa, y que por esa calle hace décadas que no pasa un auto, tiene que agarrarle mano a un adulto para cruzar la calle. Cuando subimos a la vereda, soltó mi mano como si estuviera envenenada. En eso le dije a mi vieja: Má, teneme esto. Mientras le pasaba la mochila de Lucy. La agarró en forma automática, como tantas otras veces.
En eso veo a Lu y nos miramos. Ella sabe lo que se viene. Tiene un sexto sentido para cazar los juegos improvisados al vuelo. La veo elongar, ella sabe. Sabe que a la cuenta de tres, sin mediar otras palabras va a tener que salir corriendo a máxima velocidad, para derrotar a su tío. La meta? mi auto. Toda palabra era una despilfarro, lo intuyó en cuanto me deshice de la mochila y me saqué el cel del bolsillo (Ya se me cayó alguna vez en una carrera con final incierto). No sabe dónde está estacionado, debe suponer que está en esta cuadra. Lo conoce, siempre le digo que ella y el auto están conectados. Lo compré el día que nació. Si mi auto tiene 5 años, ella también. Sabe cuál es el auto, generalmente jugamos a que lo encuentre mientras vamos caminando y lo verdad que lo ve a una gran distancia. No sé porqué eso me genera algo de felicidad, pero así es. Así que a la cuenta de tres va a tener que correr, como nunca, o como siempre y mientras se asegura de dejarme bien atrás, buscar la meta en los autos estacionados. A veces las carreras son parejas, otras gana con comodidad, y alguna que otra, pierde ajustadamente, porque creo que tiene que entender de chiquita que no siempre se gana en esta vida y no pasa nada con perder, sino divertirse en el proceso. Pero en ese preciso momento ella sabe que en cuanto yo empiece la cuenta, se viene la carrera. No hay que agregar hasta donde es, ni nada. Ella sabe. A veces gana, a veces gano. A veces me pregunto si ella sabe que su tío que generalmente la persigue de atrás, no es tan lento como aparenta, que cuando le grita: "Dejá de correr rápido", solo lo hace para escucharla reír de alegría porque piensa que está corriendo a la velocidad de la luz, con las trenzas moviéndose de un lado a otro. A veces me pregunto si no sospecha nada de que generalmente me dejo ganar para verla feliz, a veces me pregunto... ella ya lo sabe?
Y mientras ella corre como si el mundo se terminara en la trompa de mi auto, yo corro detrás, sabiendo que este recreo con ella es lo más parecido a ser niño otra vez.
Dario Besada
27/05/2025
42 años
Comentarios
Publicar un comentario