Emboscada

Llegó temprano. Como había planeado. En realidad había planeado todo. No conocía a nadie de ese curso. Salvo a ella, claro. La había "stalkeado", como se dice ahora, durante dos años, para urdir este plan. Un plan pensado a la medida. Ella no tendría posibilidad. No se lo esperaba. Sería una sorpresa. Una enorme sorpresa, que él usaría a su favor, para manipular la situación, desde ya.
Su vida no volvería a ser la misma. Sería lo que tendría que haber sido hace años. Ella al verlo atribuiría ese encuentro al destino. Lo que le daba un plus al plan. Ella creía en esas boludeces (perdón, si vos, lector, crees en esas patrañas, pero las cosas como son). Además... estaba convencido de que al verlo le pasarían cosas. El pasado quedaría allá, lejos. Y hoy... iba a salir todo bien. Se mirarían, se sorprenderían por ese fortuito encuentro en un curso impensado. Se reirían. Se mirarían con cierta complicidad, y ahí.... volvería todo a nacer. Estaba convencido que cuando sus miradas se encontrasen, se producirían las chispas de antaño.

Estaba todo planeado, pero estaba nervioso. Y ansioso. Quería que su nueva vida empiece ya. No había decidido si con el pasar del tiempo le iba a contar como la emboscó. Ella se podría enojar. O no. Capaz le parecería muy romántico. ¿ Cómo anticipar la reacción de una mujer ante tal confesión?  ¿Valía la pena el riesgo? Claro que no.

Ya habían llegado un par de alumnos. No sé si la palabra alumnos es correcta. Cursantes? no sé. Personas. Alumnos no sé, cursantes no sé, pero definitivamente eran personas. Él estaba concentrado en una sola cosa: esa bendita puerta. Que cada vez que se abría, él comenzaba a transpirar.

Los minutos pasaban, como ignorando deliberadamente su ansiedad. Él ya no estaba nervioso y ansioso. Ese estado le quedaba muy chico. Las personas pasaban a su alrededor, lo saludaban, como cuando saludas a alguien que no conoces en un curso que estás empezando, y él... inmutable, sentado, mirando fijo esa maldita puerta que se negaba abrirse de par en par y mostrarla a ella.

El curso iba a empezar, y ella aún no había llegado. La profe había comenzado a hablar. El miraba la hora cada ,exactamente, 3 segundos. Algo había fallado. Su plan se desmoronaba. Ahora se debatía en abortar y salir de ese curso antes de aguantar 2 horas de un tema que le aburría profundamente.

En medio de esas deliberaciones, la profe comentó, al pasar, como si a ninguno de los presentes le importase en realidad, que faltaba una chica, que justo le había avisado que iba a faltar a esa clase, pero que la semana que viene iría sin falta.

Él la escuchó atentamente. Su plan seguía en pie, con algún retoque, pero seguía en pie. Ahora tendría que bancarse esas dos horas, tendría que sociabilizar con el resto, crear algún lazo, algún vínculo, así cuando ella vaya la semana siguiente, él ya sería parte del grupo, y ella la nueva.

Incluso tendría una semana entera para pulir aún mas los diálogos. Esto capaz era una buena noticia. 2 horas. El curso ya había empezado, la profe ya estaba tratando de inculcar sus conocimientos a las escasas personas en esa habitación. El escribía garabatos en la hoja, dibujaba, agarraba el cel, leía el diario,  revisaba facebook, what apps... y vio un mensaje de ella.

Si, era ella. Su nombre, su foto, su contacto. Hacía dos años que no le hablaba. Entró al mensaje en un estado de locura temporal y leyó:

"Qué la pases lindo en el curso de uñas esculpidas" . FIN



DARIO BESADA
13/03/2018
35 AÑOS


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