El ladronzuelo de mala muerte


Pinki hizo el ruido de siempre y me arrojé atrás del mostrador. Los guardias entraron a mi taberna buscándome. Una vez más. No sabían que esa era mi taberna, pero estaban peinando todo el reino para cazarme. El rey le había puesto precio a mi cabeza. Y no era cualquier precio. Todo aldeano se veía tentado a entregarme. Era un dineral. 

Todo empezó en una de mis inspecciones nocturnas, cuando me infiltré en el castillo de Su Majestad y me hice con ciertos documentos que lo ponen en graves aprietos. Él nunca se hubiera dado cuenta si yo no lo hubiera despertado en la madrugada para comprobar mi hallazgo. Es que era algo escandaloso. El rey, el supuesto enviado por los dioses para guiarnos en este camino, con toda su sabiduría a cuestas era un lisiado. Bah, no es que estaba impedido realmente. Le faltaba un dedo del pie. Deforme. ¿Qué clase de enviado de dios es deforme? Si el pueblo se enterara, la turba iracunda se rebelaría y prendería fuego a toda la familia real. Ningún rey deforme sobrevivió a la exposición publica. Cuando le quité el manto real, me encontré que tenia medias especiales que ocultaban su malformidad. Tiré de ellas mientras Su Majestad pataleaba como un niño y gritaba por sus guardias con todas sus fuerzas. Antes de que estos pudieran acudir en su auxilio me hice con las medias hechas a medida y el pie sin un dedo finalmente quedó a la vista. Su Majestad, acorralado, intentó negociar: 

-¿Que queres ladronzuelo de mala muerte para no revelar mi oscuro secreto?

-Mmm, a su hija, y un titulo de nobleza.

-Eso es imposible. Jamás entregaría a mi única hija a un malnacido como vos

-Imposible es que a nuestro rey le falte un dedo,  y sin embargo....

-En cuanto lleguen los guardia, sos historia

-Siempre soñé con ser un duque reconocido y desposarme con una princesa. 

-Te voy a cazar. Dia y noche. Esto lo vas a pagar con tu vida

-Hay que ver que sucede primero: Si me atrapa o si el pueblo prende fuego a todo el castillo, incluyendo a su amada y única hija.

-Nunca la tendrás, no estás, ni nunca estarás a su altura

-Ah, ya que estamos.... lo del faltante de dedos... ¿Es hereditario? No quisiera que mis delicados genes se mezclen con gente deforme

Los guardias entraron a la alcoba real derribando la puerta segundos después de que me pudiera escabullir por la ventana. El rey mandó a toda su gente a buscarme. Si lograba salir de ese castillo, lo que no habían logrado miles de ejércitos, lo lograría un simple ladronzuelo. El pueblo quemaría en la hoguera a toda la familia real. No sería la primera vez. 

Me llamó "ladronzuelo de mala muerte", eso si que me dolió en lo más profundo de mi ser. Quizás no sea el ladrón más dotado del reino, pero por algo soy el más buscado. Para nuestro gremio que pongan precio a nuestra cabeza es un tema de orgullo. Mientras mayor sea la recompensa más alto el prestigio entre los pares. En ese momento el precio por mi cabeza era una barbaridad. Hasta mis colegas, que por un tema de código de honor no me podían entregar o sino serian desterrados del sindicato de por vida, me preguntaban constantemente el motivo de esta búsqueda sin cuartel. Nadie podía entender cual era la gran ofensa que le había hecho al representante de dios en este mundo. Daban por descontado que tarde o temprano, me atraparía y moriría degollado como tantos otros colegas.

Pinki había desarrollado una especie de sexto sentido para prevenirme de cuando los guardias iban a irrumpir en donde estábamos. Es un búho que a simple vista parece uno más, pero desde que se lo robé a un mercader de animales exóticos pude comprobar de que tenia una especie de don. No es que produce oro o se puede teletransportar, ni nada realmente maravilloso. Es como que siente una especie de "deja vu" para prevenirme de cuando me están por atrapar. Hace un sonido concreto y me avisa. Por eso al escuchar su "wiiiiiiii wiiiiiiiiii", me tiré detrás del mostrador, abrí la puerta secreta del piso y me escondí ahí hasta que los guardias luego de revolver y destruir todo, se fueron. 

Emilia era el sueño todo hombre. Una princesa hermosa, delicada, cálida, inteligente y podría estar horas alabando sus atributos. El rey la mantenía alejada de todos los condes, duques, marqueses, príncipes, reyes, que intentaban cortejarla. La posibilidad de que consienta nuestra unión era nula. Mi relación con Emi, como me gusta decirle, es básicamente unilateral, yo la amo y ella no sabe que existo. El rey la está guardando para uno vaya a saber qué. Porque dice que nadie en este mundo está a su altura. Y tiene razón, pero Emilia va a ser mía o el rey deforme será expuesto.

Con el pasar de los días, los rumores empezaron a volar. Alguien malvado había inventado que yo había visto sin ropa al rey y descubierto que no poseía grandes atributos. Motivo por el cual necesitaba con urgencia borrarme del mapa antes de que difundiera esa información. No se qué era peor para la dignidad del rey, el pie deforme o eso. La gente empezó a burlarse por lo bajo. Cada vez que Su Majestad tenia una audiencia publica, la sala se llenaba de murmullos y risitas ahogadas. Incluso las doncellas con las que solía yacer todas las noches no desmentían los rumores.

Una noche escuché a Pinki hacer un ruido desconocido. No era su típico "wiiiiii wiiiiiii", era otro diferente. Estaba tratando de descifrarlo cuando la puerta de la taberna se abrió de par en par. Emi.

-Eh... Hola, ¿Qué hace una princesa en un tugurio como este?

-Vengo a buscar al único insensato que se atreve a enfrentar a mi amado padre. Me dijeron que era un ladronzuelo de mala muerte


Ladronzuelo de mala muerte, otra vez. Y ahora había sido ella

-Ese vendría a ser yo

-¿Que queres?

-A vos

-Nadie me quiere

-Arriesgué mi vida por vos, ¿Te parece que no te quiero?

-Si supieras la verdad no harías semejante estupidez

-¿Cuál es la verdad?


Se empezó a sacar la ropa y mi corazón se descontroló. Temía sufrir un infarto antes de que se saque la ultima prenda. Ahí estaba, la princesa mas anhelada del mundo, desnuda, en mi taberna. Todo me parecía irreal. Cuando logré volver en mis cabales me di cuenta de algo muy curioso. Se había dejado las medias puestas. 

-Necesito una cerveza

-¿Como la pensas pagar? No veo donde podes guardar las tres monedas que valen

-A tu posible futura esposa le podrías fiar una cerveza

-¿Como me encontraste?

-Soborné a varios ladrones de poca monta de la zona. 

-No entiendo que estas buscando

-Mi padre está al borde del colapso. Sabe que si su secreto sale a la luz, nos ahorcarán a todos. Entonces se me ocurrió que tal vez, vos y yo podríamos llegar a algún tipo de acuerdo

-Si incluye intercambio de fluidos, me apunto

-Que asco, no.

-Asco da lo que el rey tiene en el pie

-¿Y como sabes que yo no tengo lo mismo?

Me quedé mirándola en silencio. Las medias. Las mismas que usaba su padre.

No podía ser. O sí.

La princesa más codiciada del reino… ¿también era deforme?

-¿Vos también...? —le pregunté, señalando las medias con un gesto.

-Somos familia real, no dioses -dijo, con una sonrisa triste-. Lo nuestro viene de generaciones. Mi bisabuelo nació sin talón. Mi madre tiene los tobillos al revés. Y yo…

Se quitó lentamente una media. Me preparé para lo peor.

Nada.

El pie más perfecto que había visto en mi vida.


-Estás loca.

-Sí. Pero te hice mirar, ¿no?


Rió fuerte. Yo también. No pude evitarlo. Me había atrapado.


-Te hice mirar -dijo. Y se quitó la otra media.


También perfecta. Los dos pies.


-Entonces... ¿No sos como tu padre?

-No. Yo nací completa. Por eso, nunca me van a dejar gobernar.

-¿Qué?

-En nuestra familia, solo gobiernan los que les falta algo. Un dedo, un ojo, una oreja, la conciencia. Yo soy la oveja negra.

Y me besó. Esa noche empezó la revolución.

-¿Entonces del titulo de nobleza ni hablar, no?

-¿No te alcanza con robarte una princesa?



DARIO BESADA

42 AÑOS

14/07/2025





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