La risa de la abuela

Noventa y pico de años tiene mi abuela. Una banda. Hace un tiempo tuvo un ACV que la dejó media media, pero antes de eso iba seguido a su casa y jugábamos a la canasta. También al chinchón, pero la canasta era su fuerte. Yo le decía que hacia trampa, ella se enojaba y se reía. No hacia trampa en realidad, solo me gustaba molestarla y ella se reía. Eran otros tiempos, hace mucho que no la veo reír. Hace mucho que no jugamos, hoy no está para esas cosas. Tiene miles de dolores, se la pasa tomando pastillas y remedios. 

Vive sola en la casa, cosa que es un problema, porque cuando mi vieja la llama y ella no atiende el teléfono es un caos. Mi vieja piensa que algo malo le pasó y sale disparada a verla. Llega en un estado calamitoso. Deseando con todas sus fuerzas que no sea nada, que el teléfono no haya sonado, o que mi abuela no escuche su ruido, cualquier cosa con tal de que no sea lo que se está imaginando. Hace poco la acompañé en una de esas corridas contra el tiempo.

Llegamos y mi abuela estaba acostada, como si nada. Ni siquiera dormida. Acostada, boca arriba, tele apagada, como esperando. Tal vez esperando que aparezca alguna de sus hijas. Mi madre le dijo de todo, desde ya. Porque no atendes el teléfono? No ves que estamos todos preocupados? y más cosas con ese tono.

Mi abuela solo atinó a contestar que el teléfono no había sonado. Nos fijamos y estaba desconectado. Lo pusimos en funcionamiento y empezó el caos. Hicimos una prueba a ver si mi abuela era capaz de atenderlo. Lo conectamos, no le dijimos nada y la llamamos desde nuestro celular. El inalámbrico empezó a sonar. Una y otra vez. Mi abuela seguía acostada, justo al lado de la mesita de luz donde se encontraba el aparato. Sin inmutarse. 

Yo: Abue? escuchas el teléfono?

Abuela: Si si

Y: Y... Atendé

A: Ah, si!

Parecía algo sencillo. Agarrar el inalámbrico, pulsar el botón y hablar. Listo, no era algo precisamente complejo. Lo habrá hecho miles y miles de veces pero no esa vez. Agarró el teléfono, y en lugar de apretar el botón para atender, empezó a marcar la pantalla que titilaba. Una y otra vez, como si siempre hubiese atendido así. Me acerqué a su lado, vi la escena y le dije:

Y: Abue, tenes que pulsar el botón rojo. 

A: Ah, si, el botón rojo. Listo.

 Le habíamos pintado el botón que tenia que atender de color rojo, diferenciado del resto que seguían siendo negros. Hicimos la prueba de nuevo, ya que ahora ella contaba con la información precisa de como atender el llamado. Marcamos su número y esperamos. Sonó, sonó, sonó y dijo:

A: Alguien va a atender?

Y: Si, abue, atendé. Acordate lo de recién

A: Ah, si.

Intentó atender. Realmente lo intentó pero otra vez se enfrascó en una pelea contra esa pantalla que titilaba. Le volvimos a explicar el sistema y ella se notó sorprendida. Toda su vida había apretado la pantalla para atender o eso creía en ese preciso momento. 

Se nos ocurrió probar otro tipo de teléfono. Uno mas antiguo que no requiera que ella tenga que hacer nada. Que levante el tubo y hable. Nada mas sencillo que eso. y nada mas complejo. Era un aparato rectangular, donde estaban todos los botones con los números y tenia un tubo que lo levantas y hablas. Empezamos con las pruebas y los resultados eran frustrantes. Ella no era capaz de levantar el tubo y hablar. Inexplicable. Tenia tal grado de confusión que cuando sonaba el aparato, agarraba el tubo y pretendía marcar un numero en el mismo tubo. Donde no había botones ni nada. Me hacia acordar esos sketches cómicos, donde el actor tenía que hacer algo increíblemente sencillo y hacía todo lo opuesto. 

Probamos con diversos teléfonos con idénticos resultados. No había manera. De un día a otro, se había olvidado completamente como atender un teléfono. Yo estaba muy frustrado, salí de la habitación y me puse a caminar por el departamento, en eso encontré una pelotita de goma, que agarré y la empecé a tirar contra la pared, como para lidiar con el stress y pensar que podíamos hacer con el tema del teléfono. 

Cuando volví a la habitación, encontré a mi mama hablando y tratando de explicarle a mi abuela como tenia que hacer para atender la llamada. Yo permanecía en silencio, pensando alternativas. En eso se me ocurrió, no se porqué, hacer de cuenta que le tiraba la pelotita a mi abuela. Un movimiento clásico. Manos para adelante y luego para atrás. Bien rápido. Simulando que le tiré la pelotita. Ella reaccionó. 

Estaba acostada, escuchando el eterno discurso de mi vieja, cuando de pronto juntó las manos boca arriba y se preparó. Me miró y dijo: Dale

Mi intención nunca había sido tirarle la pelota. Era un chiste, como se lo hago a mi sobrina, que tiene tres años y recibir esa pelota es toda una odisea. Pero si quería que le tirara la pelota.... porque no?

Y: Te la tiro?

A: Si

Y: Estas segura?

A: Si, dale.

Amagué y ella movió las manos de un lado a otro buscando con la vista, la pelota que no estaba en el aire.

Creo que mi mamá seguía hablando del tema del teléfono. Nosotros estábamos en algo mucho mas importante. Tomé aire, e igual que cuando juego con mi sobrina, le tiré la pelota con un globito. Para arriba, despacio, tratando de apuntarle a sus manos boca arriba. Ella miró la pelota atentamente. No le sacó la vista de encima en toda su trayectoria. Movió los brazos de un lado a otro. Se mordió los labios y puso toda su energía para capturar esa pelota. No estaba en su mejor momento pero esa cosa redonda no se le iba a caer. Pasaron unos segundos para que la pelota cayera mansamente en sus manos. Ella estaba extasiada. No podía atender ningún teléfono pero esa pelota no se le había caído. Levantó la vista satisfecha. Desbordada por el éxito. Orgullosa de ella misma me miró y, después de mucho tiempo, mi abuela rio. 

DARIO BESADA

EDAD: 40 AÑOS

FECHA: 29/08/2022




Comentarios

  1. Al final se escribio un cuento de la situacion de la nona.. muy lindo y muy real pero no me gusto tanto como el de la tortuga... me sigo riendo hasta el dia de hoy aun .... hay q arrancar con ese libro nomas Besada.

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  2. Hay un cuento del escritor sobre un conde y una princesa llamada Yolanda si mal no recuerdo.El original es cortito como suele ser el estilo de los cuentos del escritor pero tiene un final triste para mi gusto.. Me gustaria pedirle y desafiarlo a si puede variar dicho final y ,ya que es ficcion, que este termine de otra forma...Quedare atenta y ojala que al resto de los lectores les guste tanto como a mi.Gracias y saludos!!

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