Cita sin spoilers

Otro reportaje inservible. Luego de años de trabajar en este diario, mi jefe me mandó a hacer una nota sobre las citas en línea, las aplicaciones de moda, comentarios de los usuarios, incluso parejas que se hubiesen casado luego de conocerse en una app de citas. Más de lo mismo. Hace tiempo que espero que me diera la posibilidad de investigar sobre corrupción, trata, lavado de dinero, asesinatos. Notas que muevan la aguja, no esta porquería intrascendente. Que sinceramente no le interesa a nadie y solo sirve para llenar dos páginas de un diario cuando escasean noticias reales y valiosas.

Pero lo voy a hacer. Una vez más. A ver si logro dejar con la boca abierta al editor y me promueve. Así podría cumplir mi sueño de salir a cazar a los peces gordos de esta ciudad. Voy a salir de la entrevista a standart. Eso no conmueve a nadie. Me voy a involucrar, voy a hacer un estudio de campo serio y tal vez encuentre alguna miseria que haga que esta nota sin vuelo, llegue a algún lado.
Hace quince años que estoy felizmente casado, así que el mundo de las citas me es totalmente ajeno. Incluso todos mis amigos hace añares que están en pareja.
Me hubiese servido que al menos uno tuviese cierta experiencia en el asunto, así podría recibir tips de primera mano.
Mi idea es crear un perfil, subir una foto y empezar a tener citas. Muchas citas, para adentrarme de lleno en ese mundo.
A mi mujer le voy a decir que estoy haciendo otra investigación de mierda. No le voy a blanquear que voy a tener citas y citas. No quiero que piense cualquiera y realmente ni se me pasa por la cabeza engañarla.
Cuando le comenté a mis amigos lo que pensaba hacer me recomendaron que no ponga una foto real, ya que tal vez alguna de las amigas de mi mujer use esas app y sería difícil de justificar. No había pensado en eso.
En la redacción un adolescente recién salido del jardín de infantes a mi parecer, me comentó un método que utilizaba, con resultados diversos: CSS (Citas Sin Spoilers)
Básicamente se había aburrido de hablar con cientos de mujeres a la vez, así que les proponía encontrarse sin tener una charla introductoria previa. A los bifes, bah.
Me comentó que no muchas mujeres aceptaban encontrarse sin vueltas por diversos motivos. El más evidente era la seguridad. Tranquilamente este tipo podría ser un desquiciado y con unas semanas de charla saldría a la luz algo de eso. Otro motivo es la química. Algunas prefieren invertir un mes de chatear antes que dos horas en un bar para comprobar cómo se llevan.
Las CSS me convenían. Tenia que dar poca información sobre mi. Con esto las chances de que alguna sospechase de que yo solo estaba haciendo un reportaje disminuía considerablemente. 
Creé el perfil, puse fotos de lejos, escalando montañas según me aconsejó el infante porque dice que eso suma puntos. El perfil aventurero. Y comencé a likear como hacen los hombres de hoy. Todo like, sin ver fotos, ni descripciones ni nada. Lo que cae, cae.
Y no caía nada. Honestamente pensaba que en un par de semanas podría terminar con este tema, pero la falta de respuesta empantanó mi investigación.
Consulté mis preocupaciones con el experto infante  y se puso a revisar mi perfil. En un abrir y cerrar de ojos me comentó el problema:

I:- No llenaste las descripciones
Y:-No, si nadie las lee. Vos me dijiste que los hombres dan like y ya.
I:- Si, pero las mujeres leen. Buscan a su príncipe azul. Si, en una app de citas, suena ilógico pero ven las fotos y leen las descripciones hasta el hartazgo antes de poner un mísero like. Escribí algo con sustancia y... ah si: Que las haga reír.

Las dos caras de la moneda. El hombre likea a mansalva y la mujer selecciona cuidadosamente al potencial padre de sus hijos.
Fue entonces cuando mi jefe irrumpió en mi oficina, con una cara que solo podía significar tragedia. Me comentó que el diario estaba pasando un pésimo momento económico y que iba a tener que despedir a varios periodistas. Todos estábamos en la cuerda floja y la junta analizaría el próximo reportaje de cada uno para ver quien se quedaba y quien se  iba.
Lo que me faltaba, ahora tenía que hacer una obra maestra contrarreloj sobre un tema que me parecía absurdo, ridículo y banal.
El retoque en mi perfil surtió el efecto deseado y comenzaron a llegar los matches.
Como me había informado el infante, los resultados eran variados. Una pequeña minoría aceptaba encontrarse sin mucho preámbulo. Mi sorpresa fue mayor cuando al ver las fotos, había mujeres realmente preciosas. Supongo que el prejuicio que tiene uno que no frecuenta estas app, es que sólo la gente desesperada o poco agraciada las usa. Un prejuicio horrible y obsoleto. Hoy la gente se conoce de otras maneras, totalmente desconocidas para alguien que lleva quince años casado.
Tuve que pensar algunas reglas para evitar confusiones y caer en alguna bella tentación. Tendría como máximo dos citas con cada mujer. Mi idea no es hacerle perder el tiempo a la pobre mujer que está buscando. Otra regla fundamental sería que no pasaría a buscar a nadie, ni la llevaría a la casa después. Mis años de soltero me enseñaron que esos momentos previos a que la mujer se baje del auto son ideales para que pasen cosas que a priori no quiero que pasen. Prevenir que lamentar.
Con el pasar de las citas y las noches fuera de casa, mi ánimo fue variando. Después de tanto tiempo, que diversas mujeres me encontraran atractivo, o mismo deseable se sentía embriagador.
En alguna de esas citas, comprendí que lo peor que me podía pasar era toparme con alguna mujer que haga temblar mi matrimonio. No iba para eso, pero seamos honestos: Uno no está preparado psicológicamente para encontrarse con alguien que te quite el aliento, que te mire y te desarme, que con su sonrisa te transporte a otro universo, alguien por quien pegar un volantazo sea la única opción. Estaba jugando con fuego y contrarreloj. La tentación de probar algo nuevo se diluía en cuanto volvía a casa y la veía durmiendo. Tendría que terminar ese reportaje cuanto antes.
Mi jefe me dio el ultimátum. El reportaje lo tendría que entregar en un par de días. Solo podría tener una o, máximo, dos citas antes del plazo límite.
Pensé en redactarlo y terminarlo con toda la información y datos que tenia. Pero mi intuición me decía que faltaba algo. No sé cómo explicarlo, pero los periodistas tenemos esa incertidumbre constante. Como si la próxima entrevista fuese capaz de cambiar el mundo.
Así fue como accedí una última cita. La vi de lejos, como solía hacer para saber si la conocía o no. Ese pantallazo me bastó. Entré despacio, como titubeando y a medida que me acercaba mis mayores temores tomaban fuerza. Era deslumbrante. El tipo de mujer que haría temblar cualquier matrimonio. Vi como se acomodaba el pelo y se miraba constantemente en un espejito de mano. Luego de esa noche, mi matrimonio seguramente no sería el mismo. Entré en pánico. Podía huir. Esto había llegado demasiado lejos. Fue entonces cuando la vi sonreír y ya todo perdió sentido. El tipo de mujer por la que uno pegaría un volantazo: Mi mujer.

Y: Hola amor, que haces acá?

E: ¿Empezamos?

DARIO BESADA

39 AÑOS

30/08/2021


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