La sopa de la vieja
Cuarenta grados bajo cero… bueh, no hacían cuarenta grados bajo cero, pero se sentía así. No había buzos, ni pulóveres que alcanzasen. No había manera. Hacía frío. No entiendo para que inventaron el invierno. ¿En qué estaban pensando? Imaginate verano. Calor. Salir a la calle en remerita, short, ojotas... eso es vida. O eso debería ser vida, bah. Pero no, nada en esta vida es tan simple. Tenemos tres meses de esos, y al tiempo llega lo opuesto. El temible invierno. Lo peor de todo es que hay fanáticos acérrimos del invierno. Come on! Gente mayor! No hay otra explicación. Gente que se encierra en su casa, con la estufa y no sale en tres meses. Pero, para ser absolutamente sincero, hay aaaaaalgo bueno en el invierno. Debe haber más cosas, que aún no descubrí. Si el invierno no existiese, posiblemente tampoco existiría la sopa de mamá. Ya solo por esa sopa, valen la pena esos tres meses de tormento. Todo por una sopa. ¿Se podría tomar la sopa en primavera, u otoño? Claro que sí, pe...