La Liga (Parte 6)

El rumor de que El Fantasma había sido ajusticiado por Mayer no tardó en propagarse. Todo el mundo daba por descontado que lo había torturado hasta la muerte. Las chances de que siguiera con vida eran nulas.

Los miembros del comité, cada uno por su lado, salieron de la ciudad rápidamente. Tenian la certeza de que si Mayer torturaba al Fantasma, éste hablaría, delataría a todos, y La Liga caería. Ni tontos ni perezosos, huyeron, dejando a la organización acéfala.

Los ladrones entraron en pánico. Si el Fanstama antes de morir, porque tenía que haber muerto, había hablado; todos los ladrones de la Liga estaban en peligro. Era cuestión de minutos para que una horda de asesinos profesionales extermine a todo integrante de la Liga porque un ingenuo ladrón, decidió que era divertido robarle a Mayer.

Se vieron escenas insólitas. Algunos decidieron entregarse a la policía, confesando todos sus crimenes y robos, aclamando por una celda que los mantuviese a salvo de la ira de Mayer. Otros, los mas temerarios, optaron por refugiarse en su casa, con un rifle, muchas municiones y desafiar el destino inevitable.

Sin embargo, hubo alguien que no perdió los estribos, y era, quizás, el que más preocupado debiera estar. El Dueño, como se lo conocía regularmente. Nadie sabía, a ciencia cierta, su verdadero nombre.

Al enterarse del hurto del Plasmo, asumió que Mayer no se quedaría de brazos cruzados. Aunque lo sorprendió la facilidad y velocidad que le entregaron al Fantasma. Pensaba que los integrantes de La Liga tenían algún tipo de código de honor. Pero no, ante el primer apriete, el delator no vaciló en entregar al ladrón.

Conocía a Mayer, sabía que el hurto del Plasmo estaba pensado por él mismo. Aún no había logrado descifrar el verdadero motivo.Tampoco le quitaba el sueño. Su sueño... La Liga, era cosa del pasado. El Comité había huido, los ladrones o se habían entregado a la policia, o aguardaban el final en sus casas, sospechando de cualquier movimiento. 

Y todo por este muchacho. El Fantasma. Era irrisorio que un solo tipo logre desarticular semejante organización con una sola acción. 

No le preocupaba Mayer, le preocupaba la policia. Los cobardes que se fueron a entregar, no tardarían en mencionar su existencia. Y él no podía ser apresado. De ninguna manera.

(CONTINUARA)

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