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Alquiler de gatos con skills

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  Miguel entró a la tienda con un propósito concreto. En el mostrador lo esperaba un vendedor con cara de estar aburrido de la vida, acompañado por su más fiel amigo: un gato que parecía tener doscientos años. El animal se desperezó al verlo entrar y le gruñó con desgano. —Buenos días —dijo el vendedor, con voz seca—. Mi nombre es Paco. Se puede retirar, por favor. —¿Perdón? ¿Por qué? —preguntó Miguel. —Mi gato… digo, Lord Trevor le gruñó. Eso significa que quiere que se vaya ya mismo. —Pero apenas me conoce. A veces le caigo mal a la gente de entrada, pero después de un rato… —Nada de un rato. Si da un paso más, Lord Trevor se le va a abalanzar. Y nunca falla un ataque. —¿Y si falla… me puede atender? Paco se quedó pensativo. Miró a su gato. El Lord le devolvió la mirada y le hizo un gesto mínimo, como diciendo: Olvidate, me lo como crudo. —Está bien —aceptó Paco—. Pero no me hago cargo si sufre algún daño por ese ataque certero. Miguel dio un paso adelante. Lord Trevor saltó con ...

Dildo gate

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  Era un día común y corriente en el Resto de Flores, la gente se agolpaba para entrar ya que afuera hacía un frío demencial, y adentro sobraban los platos con sopa de maní. Esa sopa, pensaban muchos, debía haber sido inventada en invierno. La mesas estaban razonablemente llenas cuando de pronto entró La eminencia: Kiki. Instantáneamente, todos los comensales dejaron sus cucharas en el aire para mirarlo. No era que el lugar fuera feo, pero lujoso, lo que se dice lujoso, tampoco. Funcional, digamos. Y Kiki, de eminencia, solo tenía los aires: se creía la gran cosa. Y si encima al entrar la gente reaccionaba de ese modo, su ego danzaba entre las nubes. Pidió al mozo la mesa “más destacada” del salón, mientras sonreía a la decena de celulares que aparecieron de golpe. No es que fuera una estrella, pero tenía dos mil seguidores en TikTok, y veinte o treinta de ellos estaban ahí mismo. Kiki sabía dónde moverse para ser reconocido: le encantaba la idea de que alguien llegara a su casa y ...

¿Destino o mera casualidad?

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 Salió del bar de la YPF apurado porque iba a llegar tarde a una importante reunión de trabajo. No había terminado de cerrar la puerta cuando se quedó petrificado. Sus ojos la habían visto. Ella también había sentido esa conexión. Se quedaron mirándose unos segundos, sin decir palabras hasta que ella atinó a decirle:  -¿Vamos por un café? Él miró su reloj de marca y a regañadientes le respondió: -Bueno, dale, tengo veinte minutos nomás Se sentaron en unos sillones, la mesita era baja, como si fuese una mesita ratona. No volvieron a emitir comentario. Solo se contemplaban en silencio. Como si un campo de fuerza invisible les hubiese robado la capacidad del habla. Sus ojos se escrutaban. iban de un ojo al otro, a una velocidad frenética. Ni siquiera querían perder tiempo en pestañar. Todo ese clima surrealista se rompió en cuanto el camarero les preguntó que iban a tomar. Él anticipándose a ella le respondió: -Dos cortados en jarrito, por favor Ella amagó a protestar, y se detuv...

Hasta que Mercurio retrógrado nos separe

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  Llegaron a la cita y él quedó fascinado con esa mujer. Hermosa, elegante, con una mirada que lo desarmaba. Tomaron asiento, pidieron algo para tomar, y como para romper el hielo, él largó: —Mi astróloga me dijo que iba a conocer a alguien especial esta semana. —... ¿Pedimos la cuenta? —¿Pero… si acabamos de llegar? —Es que mencionar a tu astróloga en la primera oración es muy fuerte. —No la vuelvo a mencionar. —¿Seguro que vas a poder reprimirte? —Claro. No es tan importante en mi vida. —¿Ah, no? Contame qué hiciste hoy. —Hoy… tuve una cita con… ehm, una curandera. —¿Ah, mirá? ¿Tenés algún problema de salud? —No, estoy bárbaro. Como vos. —… ¿Seguro que no querés pedir la cuenta?. —¡Que no! Necesito decirte algo. —A ver, ¿con qué salís ahora? —¡Te quiero! —¿Cómo que me querés? ¡Nos conocemos hace dos minutos! —Te quiero… conocer. ¡Dejá de interrumpirme! —¿Desde cuándo me das órdenes? —La curandera me dijo que tengo que mostrar seguridad. —¿De qué signo es? —No se lo pregunté. Pero...

Como en mis sueños

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El finde te veo. Casi como en mis sueños. --- En mis sueños, estas mesas que usamos para jugar tienen otros usos. Sirven de cama, donde reposa tu cuerpo; donde lo recorro, lo exploro, lo descubro. Donde encuentro el mayor de los tesoros. Donde el gemido más ligero despierta a los vecinos del último piso, y el suspiro más pequeño sacude los cimientos de la cuadra. Donde la moral y el decoro ya no son excusas, Y nos sumergimos sin freno en la oscuridad de nuestros anhelos secretos En mis sueños es dónde practicamos cosas irreproducibles, que sólo el deseo conoce y calla. Donde ensayamos rituales que no figuran en ningún manual, y saboreamos la piel del otro, como si estuviéramos catando un vino prohibido En mis sueños es Donde somos bestias en celo, salvajes, primitivos, sin pudor ni decencia, sucumbiendo al instinto más básico. En mis sueños, con esas sillas que otros usan para debatir algún libro, nosotros desafiamos las leyes de la física con poses acrobáticas. Solo la fantasía incomp...

Un demonio creativo

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  Entré a la habitación y vi al pobre tipo golpeándose la cabeza contra la mesa, lentamente, como siguiendo el ritmo de alguna canción que desconozco. Otra vez era Él. -Así que te estabas escondiendo acá ¿eh? -Ah, pero que susto la puta madre. ¿No podrías haber golpeado la puerta como cualquier persona civilizada? -Vos no fuiste muy civilizado en nuestro último encuentro -Pero ese cuarto quedó de lujo con ese rojo brillante, admitilo -Están viendo de demoler todo el hotel, el olor que dejaste no se va con nada -Una de mis mejores obras, si -¿Porque elegiste a este pelagatos ahora? -No es un pelagatos desde que tomé posesión. -¿A que te referís? -Mirá los planos de lo que está haciendo -Ummmm, esto es imposible -Es lo que le vengo diciendo. Pero el muy terco está obsesionado con hacer el pony más grande de la historia con algún material que dure toda la eternidad - ¿Y porqué no hacer un caballo? -Tiene sus motivos. Cuando era chico se cayó de un caballo y dice que un pony milagroso ...