Operación helado
Llegué al mostrador y pedí el helado de siempre. Chocolate y dulce de leche. Agarré la billetera para pagar y estaba vacía. La cajera me miraba con impaciencia. Entonces empecé a alejarme muy despacio . Ella no entendía nada. Yo meditaba si salir corriendo o si primero agarraba el helado y luego salía corriendo. Le arrebaté el cucurucho de un manotazo y procedí al operativo “huída”. Cuando iba a cruzar la puerta con el botín robado, un tipo disfrazado de ninja me pegó un fuerte golpe en la frente y caí al piso. El ninja se movió a la velocidad de la luz y se hizo con el cucurucho en perfecto estado. Luego se acercó mansamente a la caja y le dio plata a la cajera que no salía del asombro. Cuando logré volver en mí, Desde el piso, vi cómo el ninja se alejaba, lamiendo mi helado con una paz insultante. No lo perseguí. No gritaba. Solo lo miraba. Ese día aprendí dos cosas: que no es tan fácil chorearse un helado, y que el karma cuando quiere, se disfraza de ninja y te roba el postre...