Los isleños

 Noooo. Me desperté en una isla. Otra vez. La puta madre. Ya perdí la cuenta de cuando fue la primera vez. Con lo lindo que era despertarse en un continente lleno de gente para hacer cosas. Acá estoy solo. Las islas nunca son las mismas. Varían dia a día. Hay cosas para hacer, eh. No es que es un embole supremo. Hay animales silvestres, vegetación y diversas actividades con las cuales entretenerte un rato pero luego de tanto tiempo en estas islas uno quiere sociabilizar. Es divertido un rato nomás. Llegar a otra isla, o mismo al continente, es muy dificultoso. Puede llevar todo el día y nada te garantiza de que si logras llegar a destino, mañana te vas a despertar ahí, no no. No sé si vale la pena. No hay botes, barcos, ni nada. Uno se las tiene que ingeniar con ramas y cosas que podes encontrar en una isla desierta.

Otro tema es como te reciben los habitantes. Hay isleños que son muy hostiles cuando alguien quiere llegar a su territorio. Lo consideran una invasión y básicamente viven una guerra constante. Por lo general son personas que hace demasiado tiempo se vienen despertando en una isla y viven con miedo, odio y ya olvidaron los beneficios de sociabilizar. Mi mayor temor en esta vida es llegar a eso. En cambio hay otros, que como yo, agradecen todas las visitas.
La gente de los continentes piensa que nosotros, los isleños, nos despertamos acá porque queremos. Dicen que somos solitarios, parias, ermitaños y un montón de adjetivos más.
Hay días que gente, con mucho carácter y determinación, luchando contra viento y marea, logra llegar a mi isla y pasamos momentos muy gratos pero seamos honestos; un día se puede hacer semejante sacrificio, sin embargo todos los días es francamente agotador.
Se termina otro día en la isla  y sólo queda esperar donde me despertaré mañana. Espero no levantarme en medio de una guerra sin fin.


DARIO BESADA

EDAD: 39 AÑOS

FECHA: 16/07/2022

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