Concentrate

 Un punto más. Solo necesito un bendito punto más y gano este partido. Podría sacar fuerte, esquinado y dejar boquiabierto a mi rival pero si tuviese el talento para hacer eso cuando se me antojase seguramente estaría jugando en otro nivel y no en estos torneos amateur. Tengo la costumbre de desconectarme del partido y ponerme a pensar en estupideces. Incluso en medio de un punto y sigo jugando como en piloto automático hasta que en algún momento concreto recuerdo que estoy jugando al tenis y me susurro: ¡con cen tra te!

Piqué la pelota tres veces y traté de no comenzar una cábala absurda. Ya tengo demasiadas como para tener que sumar cuantas veces pico la pelota antes de sacar. Y no funcionan, sino todo el mundo tendría una y ¿qué pasa cuando se enfrenten dos cábalas? Decididamente no funcionan peeeeero por las dudas, si puedo, prefiero sacar con la pelota con la que acabo de hacer el punto, o si lo perdí, no usar esa pelota.
No sé cuándo adopté esa. Es molesta porque tengo que esperar a ver si el rival tiene ganas de pasarme la pelota con la que acaba de perder. Mientras, hago tiempo, camino lentamente en busca de las demás bochas sabiendo que no las voy a usar.  En ciertas ocasiones rezaba una frase antes de sacar. Por suerte no la recuerdo. Me daba ánimos, en busca de un ace pero aunque lo intenté, no la recuerdo. No era una frase de alguna peli o algo de eso, no, era  más trivial, algo así como: este punto va a ser mio.
Seguramente era mucho mejor que esa pero la borré de mi mente luego de algún partido y no hay manera que la recuerde. Gracias a dios, sino el cotejo sería un sinfín de cábalas ridículas.
Me di cuenta que estoy divagando otra vez y solo necesito sacar, hacer el punto y ganar el partido. Con cen tra te.
Miré a mi rival y tiene como 20 años menos que yo. El podría jugar otro partido después de este. Recuerdo esa época, que uno era básicamente un atleta y jugaba y corría todo el día. Este nene tiene como quince pulmones. Lo hice correr como a nadie y casi que no transpiró. Es muy frustrante porque una de mis endebles estrategias es cansarlo. Plena pubertad, podría correr dos maratones seguidos, no lo voy a cansar nunca. Pero si hago un buen saque, le gano y ya. Me iría a casa con esa satisfacción inexplicable de un triunfo que no le interesa a nadie. Me bañaría con una sonrisa y cantaría alegremente. Me despertaría al dia siguiente con cientos de dolores impensados a la edad de mi rival. Dolores satisfactorios los llamo. Me dolerían los pies, piernas, brazos, todo. Pero es un dolor por haber practicado algún deporte y encima habría ganado. Un sólo buen saque. Con cen tra te.
El dilema de siempre, si intento meter una bomba, seguramente lo erre. Y el segundo saque es un papelón, él lo sabe. Se la voy a regalar y me va a atacar. Ojo, puede errar y habría ganado.
Nada más marketinero que terminar el partido con un ace, así que lo voy a intentar. Ya fue todo. Tiré la pelota para arriba, bien arriba, porque en algún lado leí o escuché que mientras más alta la tires, mejor va a ser el saque. Y le pegué con alma y vida. Como si fuese mi último saque en este mundo. Lo sentí bien. Cuando le pegas, más o menos sabes si es bueno o no. Yo lo sentí bien. Y por media milésima de segundo sentí que tal vez había ganado. Pero no duró nada, porque el tenis tiene estas estupideces que vos podes meter "EL" saque y el rival de casualidad logra devolverlo y resulta que es espectacular. Me pasó mil veces. Si haces un saque normal no pasa nada, pero esa devolución desesperada ante un saque demoledor a veces genera un punto maravilloso. Eso pensé cuando saqué pero la pelota tocó en la red y entró. Primer saque de nuevo.

El rival me devolvió la pelota y yo con otra disyuntiva. ¿Cambio la pelota o uso la misma? ¿Para que me la devolvió? Creo que está disfrutando mi desconcierto. ¿Es una pelota manchada o está destinada a darme el triunfo?
Tal vez tengo que sacar y correr rápido a la red. El rival podría entrar en pánico y errar una bola sólo por la presión de tener un tipo en la red. Puede pasar. También puede pasar que me tire un globo y adiós triunfo. Me divierte ir a la red, poner nervioso al rival, rematar, saltar, correr, volear. No es tan efectivo pero es muy entretenido. ¿Quiero ganar o me quiero divertir? No siempre se puede ambas. Con cen tra te.
¿Le saco al drive o al revés? Nadie en esta categoría tiene un revés digno. Pero tampoco nadie tiene un saque digno. Intentar encontrarle el revés puede provocar que erre los dos saques y adiós triunfo.
Descarté la pelota que me devolvió el rival, no me iba a perdonar si perdía el punto con ella. Miré al nene de reojo a ver si notaba un gesto luego de haber desechado la bocha y no noté nada. Tal vez lo hizo de copado y no para meterme en este embrollo. ¿Él también estará sumergido en este laberinto de pensamientos que no dejan de aparecer? Y eso que estoy a un punto de ganar, él debería estar aún más nervioso. Jugar es divertido, eso es innegable, pero si perdes luego de tres eternas horas, es muy difícil que no aparezca un dejo de frustración. Después tenes que saludar al rival, comentar un toque el partido, él va a estar feliz, vos poniendo buena cara, lamentando todas y cada una de las decisiones que tomaste en el partido. Con cen tra te!
Piqué la pelota cuatro veces esta vez. En la cuarta, rebotó raro del suelo, como si hubiese picado sobre una piedrita o vaya uno a saber qué y salió disparada para cualquier lado. No la pude agarrar aunque intenté un movimiento frenético para evitar el tema que ya me ocupaba la mente: ¿Cambio la pelota? Claramente esta bocha no quiere que la use. La descarté, por las dudas. Con cen tra te!
Agarré la nueva pelota. La piqué dos veces. La tiré bien arriba y saqué. El rival reaccionó rápido y la devolvió. Fue entonces cuando tomé una decisión crucial. No iba a ser un punto largo. Tenía las piernas cansadas y una leve sospecha de que si el punto se alargaba iba a cometer un error tonto e imperdonable. Lo presentí. Le pegué suave. Lo más suave pude. Tratando de tocarla lo menos posible y acomodarla cerca de la red y lejos del rival. Un Drop. Es un golpe jugado. Si sale bien, el rival no llega y triunfo, ovación, gloria eterna y esas cosas. Puede salir mal de dos maneras. Puedo dejarla en la red, como tantas otras veces. O puede no quedar tan cerca de la red y el nene alcanzarla y meter un golpe brutal y ganador.
Ya hice mi parte. Pude ver su rostro de desesperación cuando se percató que había tirado un drop. Es un golpe hermoso, sobre todo cuando sale bien. Salió disparado para adelante. El nene era realmente rápido. Fueron décimas de segundos eternas. Llega o no llega. Miré las dos pelotas que había descartado mientras pensaba si había escogido la correcta. Lo sabría en nada. El nene llegó. La puta madre, llegó. Era flash de civil. Con el apuro con el que venía se podía llevar por delante la pelota y perder o la podría colocar en cualquier lugar de mi lado. Ya no dependía de mí, entonces me puse a tararear una canción que suelo cantar cuando me siento tensionado: "Tan tan tararan, tan tan tan tan tan".
Flash le pegó y hoy me desperté con miles de dolores satisfactorios nuevos y una alegría inexplicable producto de un triunfo que no le importa a nadie.

DARIO BESADA

39 AÑOS

07/10/2021

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