Odisea en el exterior

Abrí los ojos y era relativamente tarde. No es que ya habíamos perdido la cita para hisoparnos pero me pareció muy extraño que mi hermano no me haya despertado. Salí de mi habitación chocándome con todo. Mis reflejos aún estaban dormidos. Estaba por llegar a su habitación cuando de pronto tuve algo así como una revelación; Estaba muerto. Lo pude sentir desde el otro lado de la puerta. Debió ser algún efecto secundario de la vacuna contra el Covid que nos dimos ayer. Yo pasé una noche pésima, con mucha fiebre, tiritando de frío por momentos y en otros transpirando como si estuviese en un sauna. Ahora tenia que decidir como le daba esta información a mi mamá, que su hijo había fallecido en un país extranjero. Si no se moría de un ataque cardíaco en ese mismo instante, iba a tomarse un avión para acá, costase lo que costase. 

Yo estaba devastado, jamás pensé que este viaje iba a terminar de esta manera. Me tiré en el sillón de living a llorarlo y a pensar como comunicar la noticia. La respuesta obvia es hablar con mis hermanos para que vayan preparando el terreno para decírselo a mamá pero para ellos también iba a ser un baldazo de agua fría. No es que les podía decir: Che, se murió José, hay que ver como se lo decimos a mamá. No, así de una no se puede. Incluso esa llamada no se puede hacer. Y tiene que ser rápido, porque no debe faltar mucho para que alguien active el grupo de whats apps familiar, preguntando como andan todos. ¿Ahí tendría que mentir? o ¿decirlo de frente y sin vueltas a todos juntos al mismo tiempo? 

Me preparé un café para juntar energía y coraje. Me daba cuenta que estaba dilatando la decisión a propósito. Abrí la notebook y me puse a googlear como notificar malas noticias a familiares. Necesitaba algún tutorial, en internet está todo, a alguien se le debe haber ocurrido que pasaría si estás en el exterior y se te muere un hermano. Pensar que nos vinimos a USA porque acá es gratis vacunarse y te dan la vacuna que quieras en donde quieras. Y allá, en nuestra maltratada patria, con suerte nos íbamos a poder vacunar en uno o dos años. Pero acá estoy, vacunado y mi hermano muerto mientras dormía, seguramente de un ataque al corazón o andá a saber que efectos secundarios tiene esta vacuna. 

Agarré el teléfono, marqué, sonó, atendió y corté. No estoy listo aún. Tampoco tengo ni pálida idea de que como comunicarle a las autoridades lo que pasó. ¿Tengo que llamar al 911? ¿Me van a interrogar? ¿Voy a ser sospechoso? ¿Debería contactar a un abogado antes de hablar con las autoridades? ¿Eso no sería más sospechoso? 

Tomé el teléfono y marqué el número de mi hermano mayor. Él por ser el mayor debería hacerse cargo de la situación. Tiene más tiempo en este mundo que el resto de nosotros, así que debería ser su responsabilidad la de dar pésimas noticias. Sonó una, dos, tres veces. Me vi muy tentado a cortar y repensar la estrategia. Sonó cuatro, cinco y hasta seis veces. Para mi, fue una espera eterna, como si hubieses pasado 4 horas. Estaba por sonar por séptima vez cuando José salió de su habitación y, de camino al baño, me preguntó: 

J:-¿Con quién hablas?

Y:- Que sea la última vez que me asustas así.


DARIO BESADA

EDAD: 38 AÑOS

26/05/2021


Comentarios

Entradas populares de este blog

La apuesta

La parca

Sueños de cuarentena