El último suspiro

Diez años de casados. Nuestra intención era festejarlo en grande. No todo el mundo encuentra el amor de su vida. Así que nuestro festejo tenía que ser épico. Gastamos los pocos ahorros que teníamos para reservar un hotel de mil estrellas en un lugar paradisíaco. Sobraban los lujos por todos lados, era como un sueño hasta que de pronto mientras ella paseaba por el borde la piscina, se resbaló. Su cabeza golpeó contra el borde y cayó dentro de la pileta. Totalmente inconsciente. Sin pensarlo ni medio segundo, me tiré a auxiliarla. Con mucho esfuerzo logré sacarla del agua y grité por ayuda con todo mi ser. Nos habíamos asegurado de tener privacidad absoluta, así que nadie, pero nadie, iba a escuchar mis gritos desesperados de auxilio. Intenté hacerle RCP. Alguna vez había hecho un curso, pero con los nervios los recuerdos eran difusos. Se me estaba yendo y dependía de lo que hiciese en los siguientes segundos. Tenía miedo de hacer mal las cosas, o hacer algo tan mal que la terminara perjudicando aún más. Pero lo intenté lo que para mi fue un montón de tiempo. Ella seguía recostada, en calma, inconsciente, sin pulso, muerta. Ella seguía muerta. Si hubiese prestado más atención en ese curso, capaz el resultado sería diferente, pero por más que lo intentaba no podía recordar cuales eran los pasos adecuados. Sin contar que era un manojo de nervios. Mi mujer, a la que amo desde que tengo memoria, con la que quiero pasar el resto de mi vida, estaba muriendo en mis brazos, y dependía de cómo yo le hiciese RCP. Nunca había estado tan nervioso en mi vida.

Pasaron los segundos y me di por vencido. Mis movimientos frenéticos eran en vano. Ella seguía inerte y yo absolutamente desolado. Me quedé mirándola con una culpa indescriptible. Sentía culpa por todo.  Mi inutilidad manifiesta finalmente se había cobrado una vida. Y no era cualquier vida. Era ella. Si acá hubiese estado otra persona, capaz ahora nos estaríamos riendo de todo esto. Pero no. Ella se casó conmigo y yo no la pude salvar. Miré la piscina, el borde donde había golpeado su cabeza y me puse a pensar si yo realmente quería seguir en este mundo sin ella. Encontrar el amor de tu vida es realmente difícil, pero encontrarlo dos veces... esas cosas no pasan. ¿Porqué se había casado conmigo? Podía elegir a cualquiera. Literalmente podía elegir a cualquier hombre de este planeta y eligió al tipo más imperfecto del mundo. No saber hacer RCP no es mi único defecto. Tengo miles.

Sentí que tal vez, ese momento de intimidad, antes de que llegara toda la familia, fuera nuestro último momento de intimidad. Hundido en la culpa, sentí que necesitaba pedirle perdón. Por todo. así que agarre su mano y casi susurrando entre lágrimas comencé a confesarme. No tendría otra chance de decirle todo. De una vez. Toda la verdad. 

Perdón. Por no haber prestado atención en ese estúpido curso de RCP, me obligaste a tomarlo por las dudas, yo fui para hacerte feliz pero realmente creo que no escuché ni media palabra de lo que dijo el instructor. Fui para hacerte feliz porque me juré que haría lo que fuese para que así sea, después de lo que hice. Perdón por Belinda. Si, Belinda. Hoy me parece una estupidez, como si hubiese pasado en otra vida. Esa traición es algo que me atormenta hace como 8 años. Considero un agravante que vos me la hayas presentado y que ambos nos hayamos burlado de su nombre. Nos reímos de ella, con complicidad, como nos reíamos de todo pero eso fue diferente. Trato de justificarme diciéndome que la noche que terminé en su cama estaba absolutamente borracho, pero la nitidez del recuerdo contradice esa teoría. No sé como sucedió pero es una carga que tengo hace 8 años y me juré que luego de eso haría lo que fuese para que seas la mujer más feliz de este universo, para merecerte. 

Perdón por abandonar el gimnasio las veces que lo abandoné. Intenté hacer distintos deportes que odio para poder tener una figura agradable. Perdón por fracasar miserablemente. Perdón por comer porquerías a tu espaldas. Perdón por votar a Quiroga, pensé que iba a mejorar la calidad de vida de todo el país y resultó siendo el mayor corrupto de la historia. Vos me lo avisaste y no te quise escuchar. 

Luego de esa catarsis volví a mirar la piscina y pensé como podría ahogarme para irme con ella. Seguramente era tan inútil que ni siquiera podía ahogarme dignamente. Tendría que atarme piedras en los pies, para no poder salir a flote. Junto a la piscina había un pequeño jardín donde había muchas piedras de diversos tamaños. Incluso la pileta tenia una cascada impresionante. Cinco estrellas era el hotel. Conseguí algo que podía funcionar como soga en un cobertizo que estaba junto a la piscina. Até las piedras a mis tobillos, la miré por última vez, le volví a suplicar perdón. Tomé un último suspiro. Largo. Profundo, como tomando coraje. Sin ella yo no quería seguir. Y salté.

Cuando estaba en la altura máxima, previa a la caída al agua y a la muerte y a la eternidad junto a ella, ví como volvía a la vida, vomitando agua y gritando: ¿¿¿Belinda????? ¿¿¿Me estás jodiendo??? ¿¿¿Belinda?????.


DARIO BESADA

38 AÑOS

26/08/2020


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