El Hincha

Hace unos días, fui a la casa de Jorge. Me temía lo peor. Se como lo afectan estas cosas, y necesitaba comprobar de que el hombre estaba vivo. Es un tipo especial. Bah, especial... no hay manera que lo pueda describir sin que ustedes no lo tilden de loco. Porque lo está. Pero es una locura linda, bah... que se yo. No vivo con él, no se como esa locura absurda, que lo consume, afecta a su vida diaria.

Entré y lo vi. No me lo voy a olvidar mas. Parecía que estuviese levitando. Detenido en el tiempo, hipnotizado por la tv. Inmóvil. Mirando fijo esa pantalla. No pestañeaba. era una cosa de locos. no recuerdo haberlo visto pestañear en todo el tiempo que estuve ahí. No se cuanto estuve, pero fue un buen rato.

Miraba la pantalla, abstraído del mundo. Me parece que no me vio llegar. Creo que no sabía que estaba pasando a su alrededor.

La pantalla rezaba: Estamos afuera del mundial. El no era un hincha más, como cualquiera de nosotros podría serlo. El se sentía parte del equipo. Era uno más de los 23 convocados. Eran 23 mas él. El vivía esa pasión por la selección y el fútbol de una manera poco habitual, de una manera extrema.

En cierto modo, se sentía responsable de este fracaso, él capaz no había hecho lo suficiente. Capaz en el equipo rival había un hincha como él, que había hecho mejor las cosas. Y en un partido tan parejo, ese pequeño desequilibrio podía ser letal.

Porque no es que estaba totalmente loco, el hombre sabía que no jugaba el partido, que no era el que hacía un gol, o una atajada decisiva. Su función no era esa. El era EL hincha. Su función dentro del grupo era la de alentar, la de mirar videos de rivales buscando errores, prestar toda la atención posible a la charla técnica, hacerle sentir a los nuevos integrantes de que eran bienvenidos.

Tenía muchas cosas para hacer. No es que se sentaba a ver el partido y ya. No, eso haría un hincha común y corriente. Pero él.... entrenaba. Se mantenía en forma. Había buscado intensamente los métodos de entrenamientos que usaba el entrenador, y trataba de replicarlos. Iba al gimnasio, mantenía una dieta saludable. En el día previo al partido, comía liviano, cosa de poder descansar bien, para estar en óptimas condiciones para el cotejo. Era consciente de que su puesto era muy codiciado. Tal vez por miles o millones de fanáticos, que querían ocupar su puesto. Pero era de él, y estaba decidido a no perderlo por holgazanear.

Sin embargo, habían quedado afuera del mundial. Esto era un fracaso. 23 jugadores élite, desperdiciados. Un técnico que no le encontró la vuelta a un par de estrellitas. Había internas, pero no era el momento de las críticas, mas adelante se verá si el dt hizo todo mal o si los jugadores le hicieron una cama. Tal vez con el nuevo de dt, y la nueva camada de jugadores, puedan entrar al próximo mundial. Pero este mundial, que era para el que Jorge se había preparado tanto, lo verían desde afuera.

Se prometió que no volvería a pasar, que para el próximo, redoblaría esfuerzos. No descansaría hasta que su selección, su país, obtenga la gloria que él pensaba que merecía.

4 años de esfuerzos inútiles, de entrenar, de una dieta estricta, de concentrar, de estudiar rivales, de analizar estadísticas, de ver como esos millonarios de Europa venían de vacaciones a ponerse la casaca que tanto amaba. Todo para nada. Todo para estar afuera del mundial.

Súbitamente, se dio media vuelta, farfullando: -2022... en el 2022 todo va a ser diferente. Y empiezo hoy!

Se encerró en su estudio, dando un portazo. Y vaya uno a saber cuando saldrá de ahí. FIN


Autor: Darío Besada

Fecha:  27/11/2017

Edad: 35 años








Comentarios

Entradas populares de este blog

La apuesta

La parca

Sueños de cuarentena