La Espera

Salió de su casa como todos los días. Conocía esas calles, cuadras, de memoria. Al llegar a una esquina más, se detuvo. Había algo diferente, algo, que no podía explicar ni describir. Algo le decía que tenía que quedarse ahí. Y esperar. 

Tampoco sabía que era lo que esperaba, pero no vaya a ser cosa de que desobedezca tal mandato y se lo pierda. Hay cosas que pasan solo una vez en la vida, y tal vez esta era una de ellas. 

Y esperó. Sin saber que esperar, se dispuso a ver que sucedía.

La gente pasaba a su alrededor y lo miraba, horas tras horas, ahí, firme, en esa esquina. Los rumores no tardaron en surgir. Un grupo creía fervientemente que este muchacho estaba mal, tendría que ser internado, para que los científicos lo estudien y lo puedan salvar, era claro que estaba mal.

Pero había otro grupo. Uno tal vez un poco mas supersticioso. Se preguntaban que era lo que estaba esperando. ¿ Qué pasaba si en realidad él había escuchado un llamado global, y los demás no ?. Tal vez había que esperar ahí, en esa esquina, que no tenia nada de especial, esperar hasta que finalmente suceda lo que, tal vez, estaba destinado a suceder.

Se armó una especie de campamento en las proximidades. Pero el muchacho seguía ahí  parado, recostado contra una de las esquinas. El sueño lo acosaba, porque él no había salido preparado para esto. No era que de antemano sabía que tal día, tal hora y en tal esquina iba a tener que esperar. No. Esto lo agarró de improviso. Si hubiera tenido alguna señal, posiblemente hubiera venido mas preparado, con un banquito, mate, algo para picar, pero no. Salió a caminar, como tantos otros días y de repente, se encontró con este escenario. Se encontró con la necesidad de esperar. 

¿ Esperar que ? Lo ignoraba, pero no se podía ir. Si se iba, su vida iba continuar tan gris como hasta ahora. Nada maravilloso lo sorprendería, porque cuando la oportunidad se había presentado, el la desoyó, y no esperó. 

No. Eso era inaceptable. Iba a esperar, no sabía cuanto tiempo tampoco. Tal vez algo tenía que pasar en esa esquina en algún momento. ¿ Y si llegó una semana antes? iba a tener que esperar una semana hasta que el hecho suceda. ¿ Y si llego 3 años antes? Eso lo preocupaba. Tal vez esa era la esquina, pero no todavía. Tal vez escuchó el llamado demasiado pronto.

Al día siguiente el campamento se había diluido. Nadie estaba dispuesto a desperdiciar otro día de su vida, pero la curiosidad era demasiada. Así que habían organizado turnos de vigilancia. Si algo pasaba en esa esquina, si la espera no era en vano, todo el mundo lo sabría.

Algunos comerciantes de la zona, viendo el padecimiento del pobre muchacho, le acercaron una reposera, no tenia porque esperar parado a fin de cuentas, y algo de comida.

A todo esto, el ir y venir de curiosos, había disparado la actividad comercial de esa esquina. ningún comercio había vendido tanto como en esos dos o tres días.

Los días no paraban de pasar, uno atrás de otro, en fila, como si tuvieran algún apuro, como si el día indicado estuviese ansioso en llegar. 

El muchacho tenia la certeza de que algo iba a pasar. Algo importante. Algo que le cambiaría la vida. Era una sensación casi palpable, el llamado había sido claro y conciso: A vos, si, a vos, quédate ahí, esperame. 

Con el correr de los días los curiosos abandonaron la esquina. Nada había pasado, era una falsa alarma, el muchacho realmente necesitaba ser tratado por un médico competente. 

En la noche del décimo día, cuando la voluntad del muchacho estaba flaqueando, sucedió. Ningún ojo fisgón pudo verlo.  Todos habían seguido con sus respectivas vidas, salvo el muchacho, que su vida, en ese momento, estaba en esa esquina. 

Luego del hecho, se levantó, como renovado, como lleno de un aire esperanzador. Su vida había cambiado radicalmente y nadie, salvo él, pudo verlo. FIN




Autor : Darío Besada

Edad : 30 años

Fecha : 23/09/2012.

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