En pandemia también se gime
Apagué la ducha y la escuché gemir. Al comienzo me preocupé, pensé que podía ser un grito, que se había caído o le había pasado algo. Luego de unos segundos, lo volví a escuchar. Definitivamente era un gemido. Me terminé de secar y salí del baño sin hacer el menor ruido. Abrí la puerta de la habitación de un golpe y ahí la vi. Totalmente expuesta, con una notebook entre sus piernas. Le pregunté si estaba viendo porno y si me podía sumar. Fueron dos preguntas, que con el diario del lunes, resultaban increíblemente inocentes. Ella debe haberse reído por dentro mientras, algo agitada, contestaba: No... no. Pasaron unos segundos entre esos dos no. Como si estuviera pensando qué decir o cómo salir de esa situación incómoda. Yo fingiendo normalidad me acerqué a su lado mientras simulaba secarme el pelo y el cuerpo y las axilas y brazos, y piernas y todo. Todo eso ya estaba seco hacía rato pero estaba ganando tiempo sin que ella hiciese un movimiento brusco. Aún seguía en la misma posic...