La vida son decisiones
La vi sentada, charlando de la vida con nuestros amigos, de la mano de él. Pero eso no me llamó la atención, era algo habitual. Hubo algo en esa escena que me paralizó el corazón. La yema de sus dedos, sobre la palma de su mano. Estaba haciendo un círculo. Cada vez que su dedo llegaba al inicio, yo sentía un cuchillazo. Esa imagen transmitía lo peor. No era sexo, aunque imaginarla con él me revolvía el estómago. Era algo mucho peor. Cada vez que hacía un círculo completo con la yema de su dedo, yo podía ver intimidad. Como si esos fines de semana nunca hubiesen ocurrido, como si los viajes de él no la hubiesen hecho sentir abandonada. Como si todo estuviese espléndido entre ellos. Yo no podía dejar de mirar ese dedo haciendo ese círculo, hasta que en un momento determinado, me vio con la mirada clavada en esa mano. No lo terminó, presintiendo lo que significaba. Siguió contando anécdotas como si nada hubiese pasado. A la noche, ya solo en mi cama, recibí su mensaje: E: No p...